La idea preconcebida de que el desarrollo económico sin límites que propugna el capitalismo más exacerbado es incompatible con el respeto con el medio ambiente ha caducado. De hecho, ecología y economía son dos conceptos paralelos y complementarios: uno no puede existir sin el otro y la mejoría en uno debe de corresponderse con la del otro.
Un ejemplo de las posibilidades de crecimiento económico ligado a la responsabilidad de la sociedad con el medio ambiente y con la necesidad de actuar para frenar el cambio climático está, precisamente, a la puerta de nuestra casa: el sol. «Para el desarrollo de la vida diaria y de la economía necesitamos energía. Y si la sacamos del sol, que es una materia prima que tenemos a raudales, aportamos diversificación, trabajo y dinero. Es un mensaje sencillo que tiene que propagarse y sobre todo en Argentina que cuenta con extensos territorios áridos y eso sin mencionar al vecino desierto de Atacama, en Chile, con capacidad de suministrar energía solar a toda Latinoamérica ya que recibe más radiación solar que cualquier otro desierto en el mundo.
El miedo a que la irresponsabilidad social y la doctrina económica actual nos lleve a la autodestrucción resuena cada vez más fuerte en todos los medios de comunicación. Sin suelo, sin agua y sin productos de alimento el futuro de la humanidad está oscuro. La desertificación es precisamente la pérdida de la capacidad productiva de bienes y de alimentos. Ante este futuro teñido de negro, sólo hay una salida: actuar. «Los actores, en especial los agricultores, tienen que tomar medidas y crear las condiciones favorables».
Estamos a tiempo
No todo es negro. El cambio acelerado del clima y el crecimiento del territorio desértico puede ser ralentizado si se toman cartas en el asunto de un modo determinante. «Se trata de hacer una contribución desde el sector empresarial sobre la situación del medio ambiente y el cambio climático. El medio es justo donde se desarrolla la actividad empresarial, por eso estamos preocupados», alegó Ernesto Castilla, secretario general de Asempal (España). Ante una cumbre de Copenhague -para frenar el cambio climático- que pinta gris y con unas grandes potencias económicas que no parecen estar dispuestas a entrar a la acción, Ruiz de Elvira intenta ser positivo. "Quedan cuatro años intensos para avanzar. Hay que llegar más al fondo e intentar cambiar la doctrina económica. Debemos convencer a la gente de que frenar el cambio climático es urgente y muy beneficioso para la humanidad".
Fuente: www.ideal.es
la crisis es una oportunidad para el cambio
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